Hay una web muy curiosa que te plantea viajes aleatorios a distintas partes del mundo usando el StreeView de Google Maps. Das un botoncito y ¡plás!, apareces en una calle perdida de Ulán Bator viendo cómo un señor con gorra arregla una farola en un frío y luminoso día de invierno. Vuelves atrás, das otra vez al mágico botón y ¡zasca!, te encuentras con un grupo de mujeres colombianas en Tutunendo, que lejos de sentir curiosidad con ese cacharro que envía el señor google, siguen con su charla animada frente a sus chavolas, como si un coche del futuro pasara todos los días a la misma hora por esa desvencijada carretera de grava. Total, que en esos entretenimientos estaba cuando de repente el botón me pone enfrente de la casa de mis abuelos. Me puse a temblar pensando que un fantasma del pasado (como en Un cuento de navidad, la novela de Dickens) había llamado a mi puerta y me obligaba a viajar a algún momento crucial de mi infancia. En pleno flashback me vino el recuerdo de los olores de la cocina de mi abuela. Aún nervioso por el susto, apagué el ordenador, me puse el delantal y me lancé a rememorar esta receta:
Ingredientes: (para 4 abuelas sin cuaresma)
Para las albóndigas:
– 500gr. de carne picada de vacuno
– 1 ajo
– 1 rama de perejil
– 1 huevo
– 50 ml. de leche entera
– Pan rallado
Para el guiso:
– 250gr. de champiñón (yo usé la variedad portobello)
– 2 patatas
– 1 bote de guisantes
– 1 zanahoria
– 2 medias cebollas
– Vino blanco
– Laurel / pimentón dulce / azafrán